En respuesta, los lugareños se han encargado de vigilar la playa, y Jan Daffin, residente en la zona, se ha convertido en un héroe local.

Su trabajo ha sido más fácil en los últimos tiempos, ya que el año pasado el Ayuntamiento de Christchurch sustituyó las antiguas señales a la entrada de la playa que decían a los visitantes que no pisaran más allá, pero se han dado cuenta de que muchos turistas las ignoran y se quedan atascados de todos modos.