Aunque el uso del "gas de la risa" suele asociarse a fiestas y festivales, los expertos destacaron a la agencia de noticias Lusa la falta de concienciación sobre las consecuencias a largo plazo de su consumo y abogaron por acciones de prevención en escuelas y familias.
Conocido como "gas de la risa", el óxido nitroso se ha relacionado con diversos problemas de salud, como intoxicaciones, quemaduras y lesiones pulmonares y, en algunos casos de exposición prolongada, daños neurológicos.
La pediatra de la Unidad de Adolescentes de la Unidad Local de Salud de São José, en el Hospital Dona Estefânia, Margarida Alcafache, subrayó que es necesario concienciar sobre los riesgos de esta práctica, para que "los jóvenes no transmitan la idea de que es inofensivo consumirlo".
También es importante alertar a los padres sobre la existencia del consumo de gas nitroso que, según un informe del Observatorio Europeo de las Drogas y las Toxicomanías, ha visto aumentar su uso entre los jóvenes en contextos recreativos en los últimos años.
"Creo que la mayoría de los padres en Portugal no son conscientes de que esta droga se está utilizando de forma recreativa" y, por parte de los jóvenes, "hay una falta de conciencia de lo que realmente están haciendo", destacó.
Para Margarida Alcafache, el consumo de "gas de la risa" parece ser algo que se ha puesto de moda, además de ser "barato, de fácil acceso y con la idea entre los jóvenes de que no tiene consecuencias".
"El mensaje importante que hay que transmitir es que claramente tiene consecuencias, sobre todo para los jóvenes que todavía se están desarrollando", señaló, argumentando que debería haber más control sobre la venta de esta sustancia psicoactiva, prohibida en Portugal pero fácil de comprar por internet, en tiendas de conveniencia y supermercados.
De ahí la necesidad de que los padres sean conscientes de los riesgos que corren sus hijos y hablen con ellos para prevenir estas situaciones, así como las escuelas, que deben invertir en formación y concienciación de los jóvenes.
La neuropediatra del Hospital Dona Estefânia Rita Silva abogó por que los padres estén alerta si sus hijos se quejan de "hormigueos o notan que tienen dificultades para caminar o están desequilibrados".
"Los jóvenes no consumen con sus padres. Suelen consumir entre ellos, en fiestas, festivales", pero cuando se convierte "casi en una adicción" encuentran la forma de hacerlo solos para tener la "sensación de euforia" que provoca este gas al inhalarlo, utilizando latas, como las de nata montada, o globos con el producto en su interior.
También advirtió de un conjunto de cambios de comportamiento en los jóvenes en cuanto al estado de ánimo, la capacidad para completar tareas y las relaciones interpersonales que los padres deben tener en cuenta.
"Incluso hay informes de alguna posibilidad de asfixia accidental, por el tipo de consumo e inhalación que se hace, pero, afortunadamente, es muy raro y, por tanto, el riesgo de muerte no es muy frecuente, aunque esta desorientación puede ser muchas veces causa de accidentes que pueden combinarse con efectos más graves e incluso más letales", advirtió.
Andreia Ribeiro destacó que el ICAD dispone de respuestas a nivel nacional para el apoyo individual que deben ser difundidas para que "los jóvenes tengan un acceso más directo cuando necesiten ayuda y cuando ya estén empezando a experimentar algunas complicaciones relacionadas con el uso de esta sustancia y de otras".